Mejora tu barrio, OPINA. Las podas.

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En la campaña vecinal que estamos realizando, algunos vecinos se han quejado del estado del arbolado. Según ha denunciado la FRAVM y los partidos políticos éste no es un problema circunscrito al barrio sino, en general, a toda la ciudad, habiéndose producido en los últimos meses graves sucesos (dos fallecidos, heridos…), el último hoy mismo, con una persona muerta en el barrio de Vallecas a causa de la caída de una rama.

Como en los demás sectores, también en el mantenimiento de jardines y arbolado de Madrid se han hecho recortes que han afectado directamente a la situación que estamos viviendo. Tal como denuncia CGT de jardinería, a ello se ha unido la adjudicación del mantemimiento del arbolado a empresas que contratan (en qué condiciones) a un menor número de trabajadores y sin conocimientos específicos. Cuando andamos lo que vemos son jóvenes árboles transplantados y secos a los dos meses, ramas sobrecargadas que acaban cayendo y podas mal hechas con árboles débiles, amorfos y sin copa; todos los problemas se van acumulando volviéndose insostenibles a causa precisamente de la falta de planteamiento a largo plazo (primero construir como sea, luego arreglar cada dos años hasta que no hay dinero). El problema se ha hecho tan grande que ahora han muerto personas.

Esto es lo que sabemos por las esporádicas noticias de unos periódicos que nada explican, pero en el barrio nadie nos informa ni nos pregunta a los vecinos qué pasa y cómo se resuelve. Las decisiones se vuelven opacas y se deciden en otra parte, mientras nosotros sufrimos las consecuencias de una realidad que nos imponen ajena.
Aun así, para intentar aclararnos algo más, leímos «Apuntes de gestión de la estructura del arbolado», de Gabriel Iguiñiz Agesta, cuya conclusión pegamos aquí:

En un entorno urbano, con planta transplantada de vivero, pobres condiciones de desarrollo
y fuertes restricciones espaciales, las podas resultan una herramienta insustituible de corrección,
formación y gestión estructural.
Sin embargo, y especialmente en el viario, pretender atender y corregir mediante podas
desaciertos de diseño y elección de especies, baja calidad de planta en vivero, mala implantación,
etc., lleva a situaciones insostenibles a largo plazo.
El trabajo en la calle demuestra que el árbol urbano agobiado por podas, pudriciones, plagas
y enfermedades raramente muere. Ello significa que una buena parte del arbolado viario de nuestras
ciudades puede sobrevivir en condiciones lamentables, aportando una funcionalidad reducida y
presentando un riesgo real de accidentes.
Y el problema no es sólo que una buena parte del actual arbolado urbano adulto sea
peligroso, disfuncional, feo y costoso de mantener, sino que otro tanto del arbolado actualmente
joven puede seguir, inevitablemente, el mismo camino, pues si la discordancia entre el desarrollo
específico adulto y el espacio disponible es grave, las podas de reducción deberán ser
inevitablemente intensas, lo que es insostenible a largo plazo.
Todo ello obliga a analizar qué estamos haciendo, qué está ocurriendo y porqué.
Estamos recogiendo la cosecha y la experiencia de una época y de una manera de tratar al
arbolado.
Venimos de un pasado con numerosos ejemplos de arbolamientos generosos, quizás
correctos en su época, pero a los que la ciudad actual (el tráfico, las alteraciones frecuentes del
suelo urbano, etc.) limitan y agobian.
El tráfico viario exige más espacio que el que requería hace 40 años, los pavimentos
actuales son mucho más estrictos que antes, las condiciones del suelo no son las mismas.
La ciudad ha cambiado. Y nuestros conocimientos han mejorado.
Es necesario llegar a intervenir y a participar en el diseño de los arbolamientos, advirtiendo
de las necesidades mínimas del arbolado, de las incompatibilidades, de los problemas que se
presentarán a largo plazo, etc.
Ahora bien, esa participación debe ser capaz, tanto de advertir sobre la insostenibilidad de
determinadas propuestas, como de aportar soluciones y propuestas prácticas y concretas:
especies adecuadas para el viario,
previsiones de desarrollo (copa y raíz),
modelos de convivencia entre espacio de desarrollo de las raíces y las
infraestructuras,
propuestas de pavimentaciones transpirantes,
diseño de alcorques y cubrealcorques,
etc.
A otro nivel, los viveristas suelen ignorar nuestros quebraderos de cabeza y se atienen a sus
propias reglas. Debemos elaborar protocolos de producción de planta, especialmente la destinada a
viario: formación, eje, presentación de copa, dimensiones, repicados, presentación de raíz…, y
asumir que la exigencia de tales pretensiones tendrá un precio.
La dedicación de un mayor presupuesto a la compra de planta de calidad, y la dedicación de
un técnico inspector en la elección de la planta en el vivero, serán esfuerzos ampliamente
amortizados en los años posteriores.
Finalmente, se advierte la necesidad de elaborar planes de gestión, y de seguirlos. Planes de
gestión globales, tomando la ciudad en su conjunto, y planes de gestión parciales, por distritos,
desarrollos, calles concretas y unidades de gestión.
Todo lo que ayude a obtener una visión global del proceso, a entender el pasado y proyectar
el futuro, será un avance útil a nuestro trabajo diario, a la funcionalidad del arbolado urbano y a su
sostenibilidad.

Ahora bien, también vemos otros graves problemas que no son causados por la ausencia o negligencia de las empresas de mantenimiento sino, en primer lugar, por las obras (¿justificadas? ¿tal como eran justificadas las de diez años atrás?) en el viario, sin planificar en qué época y cómo hacerlo, sin supervisión alguna.

 

Los árboles languidecen a causa de socavones, obras en todas las épocas del año o los daños de la maquinaria en las ramas y troncos. Heridas o ramas arrancadas dejan al árbol intentando recuperarse durante años, y en ese tiempo se le suman plagas y nuevas heridas.

 

Además, algunos árboles directamente se secan debido a monstruosas obras llevadas a cabo en algunas viviendas unifamiliares. Las viviendas se reforman, haciendo enormes garajes y sótanos que acaban con las raíces de los árboles de alrededor  ¿Es inevitable que se sequen esos árboles a causa de sus obras?

 

​​
Si ya no se puede continuar con el sistema de pagar cada año para reparar todos los problemas de una ausencia de planificación y ordenación del arbolado, quizás se podría empezar no sólo reparando como también supervisando y multando a las empresas que ocasionen daños al arbolado. Quién sabe si no estamos pagando todos lo que causan unos pocos, ¿no?
Pero el ayuntamiento apunta por otro sitio y ahora, para atajar todos estos problemas que hemos nombrado, plantan árboles en grandes cubos que sirven de maceta, árboles deprimentes y sin sombra pero que no necesitan apenas poda por ser raquíticos.

Por último, y volviendo a aquello que dijimos sobre lo bueno que sería que todos los vecinos supiéramos y decidiéramos qué hacemos dentro de nuestros barrios, ¿qué responsabilidad tenemos los vecinos sobre los árboles y su cuidado? ¿las decisiones y los cuidados son externalizados, municipalizados o del común?

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